Riscle

Dos ovaciones recompensan el valor y la determinación de Dorian frente a dos adversarios venidos a menos y sin opciones.

Con mucha ilusión, determinación y emoción, Dorian se presentaba en las tierras gasconas de su madre, desaparecida demasiado pronto.

Desfiló en las arenas de Riscle para la corrida de feria, acompañado por Morenito de Aranda y Álvaro Lorenzo, frente a seis toros de ganaderías francesas.
Un desafío ganadero decepcionante en conjunto, con un lote de toros bastante desigual, la mayoría flojos y faltos de casta.
Dorian fue el menos afortunado de la tarde, con un primer Cuillé “unicorne” y luego un La Suerte “intoreable”.

El tercer toro de la tarde, un « Cuillé », está bien presentado.

Dorian lo recibe con elegancia y autoridad, con dos buenos capotazos profundos y dominantes. Desde el tercer pase, el Cuillé muestra ya signos de debilidad y se dobla de manos. Recibe una “monopique” empujando.

Tras un emotivo brindis a Gilbert, su abuelo materno

Dorian comienza su faena con tandas por la derecha de buena factura. El toro es débil, no humilla y tiene la cabeza buscadora. Por el lado izquierdo es peor: es intoreable, no pasa y mira a los tobillos. Dorian vuelve a tomar la derecha y se aferra frente a un adversario con la cabeza buscadora que se para a medio pase.

Las últimas tandas son de lo más meritorias frente a un astado cada vez más avisado.

Muy buen final de faena (con corones) con bernadinas de buen gusto y perfectamente ajustadas, antes de tomar la espada para dejar media estocada bien colocada, suficiente para abatir al animal. Un trabajo bien hecho ante un toro muy exigente y con pocas opciones, que permite a Dorian saludar desde el tercio, ovacionado por el público.

El « La Suerte » sale en sexto lugar.

Las esperanzas se desvanecen rápidamente. El bicho no se entrega en el capote de Dorian. Distraído, toma una primera vara sin puesta en suerte y una segunda anecdótica.

Desde los primeros muletazos, todo está dicho.

El bicho está parado, sin fuerza, busca al hombre. Acumula los defectos de un toro camargués avisado y de un toro español décasté y totalmente falto de raza… Un asesino sin fuerza ni valor. Dorian intenta hacerle bajar la cabeza a un La Suerte parado y cada vez más avisado, que no pasa ni por la derecha ni por la izquierda.

En un intento desesperado,

Dorian acaba tomando la espada para un pinchazo hondo y una buena entera, muy comprometida, bien colocada y de efecto rápido (la mejor estocada de la tarde). Una segunda ovación, con saludo desde el tercio, vendrá a recompensar el valor y la entrega de Dorian.